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Mal de Chagas-Mazza, cien años después.

«No estalla como las bombas ni suena como los tiros. Como el hambre, mata callando. Como el hambre, mata a los callados: a los que viven condenados al silencio y mueren condenados al olvido. Tragedia que no suena, enfermos que no pagan, enfermedad que no vende. El mal de Chagas no es negocio que atraiga a la industria farmacéutica, ni es tema que interese a los políticos ni a los periodistas. Elige a sus víctimas en el pobrerío. Las muerde y lentamente, poquito a poco, va acabando con ellas. Sus víctimas no tienen derechos, ni dinero para comprar los derechos que no tienen. Ni siquiera tienen el derecho de saber de qué mueren.»

(Informe clínico, de Eduardo Galeano. En Chagas, una tragedia silenciosa. Médicos Sin Fronteras. Editorial Losada, 2005)

Hace un siglo, el médico sanitarista brasileño Carlos Ribeiro Justiniano das Chagas (1879-1934) descubrió una enfermedad que fue bautizada con su nombre. Hoy, cien años después, el Chagas sigue siendo un mal escondido, una enfermedad olvidada que paradójicamente es la principal endemia -proceso patológico mantenido durante mucho tiempo en una región- entre los argentinos.

¿Cuántos chagásicos hay en el país? La disparidad entre las cifras es buen indicador de la oscuridad que pesa sobre la cuestión: 1.600.000 según el Programa Nacional de Chagas, que depende del Ministerio de Salud de la Nación, pero en opinión de la Agencia de Noticias del Instituto Leloir esta cifra corresponde a 1993.

En la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) son menos entusiastas: el Consejo de Chagas de la sociedad que congrega a buena parte de los cardiólogos argentinos (acostumbrados a tratar chagásicos, porque la enfermedad, al avanzar, produce cardiopatía severa) afirma que habría unos 3 millones de infectados.

Pero en noviembre de 2008, 500 expertos de la Argentina, Bolivia y Paraguay fueron aún más allá y concluyeron que en el país habría 4 millones de chagásicos. Para la Asociación de Lucha contra el Mal de Chagas (Alcha), la suma entre enfermos (es decir, quienes presentan sintomatología) e infectados (que tienen la enfermedad, pero por el momento sin mostrar síntomas) superan los 6 millones de personas.

El Chagas es una enfermedad causada por un parásito, el Trypanosoma cruzi, cuyo agente transmisor es la vinchuca, aunque también se puede contagiar de madre a hijo durante el embarazo, por transfusión de sangre, trasplante de órganos y alimentos contaminados.

«El Estado nacional -señala el Dr. Luis Mujica- siempre se hizo el distraído. Porque es una enfermedad de los pobres y, en segundo lugar, porque afecta zonas donde el trabajo no es impedido por la enfermedad. Después, porque se puede vivir muchos años tras la infección, y por último, porque es difícil de acertar con la logística del combate, que debe darse en varios frentes, como educación, vivienda y trabajo.»

El foco más grave de la enfermedad se observa en la región chaqueña: Chaco, Santiago del Estero, norte de Santa Fe, norte de Corrientes, Formosa y norte de Córdoba. Por otro lado, Jujuy, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén y Río Negro fueron certificadas por la Organización Mundial de la Salud como libres de transmisión domiciliaria por vector.

La Asociación de Lucha contra el Mal de Chagas, Alcha, es una institución con más de 35 años de actividad; la más antigua del país. Para algunos, se trata de una ONG que trabaja con gran seriedad; para otros, en cambio, dista de ser un referente confiable. Catalina Antico Penna, su presidenta, no desconoce esas opiniones. «Con el Ministerio de Salud de la Nación prácticamente no tenemos relaciones», dice.

Chagas

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agosto 20, 2009 Posted by | Uncategorized | Deja un comentario